El descaro de Neymar Jr

El Barça ha vuelto a jugar sin Messi y el equipo ha vuelto a estar sin brillantez. Pero ha vuelto a ganar. En un campo difícil, que defendía una imbatibilidad en casa de muchos partidos, el equipo de Luis Enrique ha logrado un nuevo triunfo a domicilio con más mate que barniz. Y en la elaboración de esta nueva victoria, que lo sitúa como líder indiscutible de su grupo, ha destacado Neymar sin ser el exquisito futbolista de tardes más espléndidas.

La motivación de los silbidos

Neymar es el tipo de jugador que no gusta al aficionado rival, y así lo ha demostrado el público de Mönchengladbach. Lo han silbado desde el principio, quizás porque fue el verdugo de los alemanes en los últimos Juegos Olímpicos, o quizás porque del mismo modo que él intenta trastornar el adversario, la grada busca desconcentrarlo cada vez que toca una pelota. Pero a él le va este rollo. Lo motiva.

Lo bueno que tiene Neymar es que siempre intenta divertirse y sacar un «oh» de la grada. Es de los pocos jugadores que hoy en día arriesga el físico, que busca el dribbling, el lujo, la espectacularidad, pero que, a la vez, es un futbolista disciplinado, que obedece las órdenes tácticas del entrenador.

En este intento de hacer cosas que ningún otro futbolista no hace, Neymar a veces roza el ridículo. Una bicicleta que no sale es materia de risa en el público que lo silba con tanta fuerza como tiembla cuando tiene la pelota.

Un futbolista que da la cara

Ante el Borussia y el Sporting, Neymar ha aceptado la responsabilidad de ser el hombre que tiene que conducir el equipo cuando no está Messi. Y no se ha escondido. No ha eludido este papel. Ha aprendido a defender, a reforzar la defensa, a luchar con el rival, y lo mejor es que el equipo lo busca, y, además, lo encuentra.

Ante los alemanes, Neymar, sin brillar, ha puesto el pase del gol del empate cuando ha descubierto el desmarque de Arda Turan; y ha lanzado el córner en una jugada estudiada que Luis Suárez ha rematado desde fuera del área, y que Piqué ha rematado el regalo del portero para materializar el triunfo azulgrana.

Pero en la primera parte, Neymar había habilitado a Suárez para que demostrara su fama de killer con una pelota que ha pasado entre las piernas de seis adversarios. Pero Suárez esta vez no ha fusilado el portero sino que ha querido servir el gol a Alcácer, el cual seguramente no esperaba tanta generosidad por parte del uruguayo.

Neymar, de contextura frágil, ha aprendido a luchar como Suárez, pero, sobre todo, es un jugador de equipo, de los que le gustan a Luis Enrique.

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